miércoles, 28 de agosto de 2013

UNA PULSERA


Una pulsera. No una pulsera cualquiera. La pulsera del cambio.

Realmente no quiero dejar de gritar. No sólo dejar de gritar. Quiero dejar de ser brusca, levantar la voz, decir cosas no muy adecuadas, ... y sí, también gritar.

Y para eso necesito saber que hace que me altere (siiii, todo el mundo me dice últimamente que soy super tranquila, y lo soy, hasta que me altero y entonces aparece un monstruo).

Así que voy a ir analizando cada cosilla que no me guste (grito, mala forma...) con la siguiente formula;
 Día:
- Hora:
- A quien:
- Razón:
- Chispa que realmente me enciende (cual es la verdadera razón, normalmente es algo que tiene que ver con necesidad de control y cosas así)
- Como me sentía el momento antes? había algo que me molestase?
- Que estaba haciendo antes?
- Que estaban haciendo los peques antes (si es aplicable)?
- Estaban los peques cansados, hambrientos, sedientos?
- Que podía haber hecho mejor?

Y así poco a poco ir viendo las zonas calientes o de riesgo para modificarlas o eliminarlas. Y comprendiendo la base de mis reacciones.

Algo voy vislumbrando, pero aun queda un largo camino...

Y no, no quiero no enfadarme, es inevitable y bueno hacerlo, sino enfadarme de una forma coherente y menos agresiva.

sábado, 24 de agosto de 2013

LO QUE EL RINOCERONTE NARANJA ESTA HACIENDO POR MI FAMILIA


Llevo unos días con el reto del rinoceronte naranja, un reto que se ha difundido por la red y que siguen muchos padres y madres.
El reto de dejar de gritar a nuestros hijos esta suponiendo un importante cambio en mi y mi familia.
Mi objetivo es dejar de gritarle a mi hijo y pareja, pero también mi forma brusca de comunicarme con ellos.
A pesar de haber tenido que comenzar de cero varias veces ya estoy notando cambios tanto en mi como en mi hijo;
- Soy mucho más consciente de las necesidades de mi hijo y de los cambios o frustraciones que hacen que se altere.
- Estoy siendo capaz de racionalizar las situaciones estresantes.
- Voy consiguiendo frenar cuando empiezo a alterarme; aun no logro detectarlos a tiempo para que no se produzcan, pero sí para frenarlas antes de que vayan a más.
- Vamos cambiando la forma de comunicarnos mi hijo y yo. La comprensión y aceptación de los límites es mejor.
- Mi hijo esta mucho más receptivo y expresivo.

Estoy viendo que las cosas están cambiando a mejor y aun no he hecho más que comenzar.
Me queda mucho por delante para lograr mi reto, pero estos cambios me están ayudando a seguir muy motivada.
Mi hijo y mi pareja lo merecen.

viernes, 23 de agosto de 2013

PEGADITOS!


Amontonados, apiñados, apretujados,... mejor dicho; muy juntitos. Así es como dormimos desde hace algunas semanas.

Como madre de un bebe de mucha demanda pronto aprendí que para sobrevivir con salud y sin accidentes, tenia que buscar lo más como para mí.

Tras dos meses con un bebe que me pedía teta cada hora o dos horas, de día y noche, empezó a ser peligrosa la dinámica de teta en un sofá, ya que yo acababa durmiendome antes que mi bebe, con el consiguiente peligro. Así que decidí pegar la cuna a la cama y darle pecho en ella, de forma que si yo me quedaba dormida y el bebe rodaba de mis brazos, lo haría a la cama.

Tras un tiempo y en vista que los vómitos de leche se espaciaban más, deje de sentarme en la cama para darle tumbada.

Entonces fue cuando la pediatra recomendó sacarlo de nuestra habitación, con la amenaza de que si no más tarde sería imposible.

Ja! -Pensé- paso de estar levantándose para ir de una habitación a otra toda la noche. Así que seguimos igual.

Cuando empecé a trabajar, al año, aun me lo plantee menos. Bastantes veces me tenía que despertar ya.

A los tres años y poco nos pasamos los dos a su cuarto y dejamos a papa en la cama grande.

Para entonces nuestra nena estaba de camino y ya no íbamos a caber todo en nuestro cuarto.

Así que cuando nació la peque la incluimos en nuestra cama de dos (es una cama nido con las dos camas niveladas, que para eso las puso la comodona de mama).

Ahora, aunque mi mayor ya duerme toda la noche (siiiii, llega un día en que lo hacen, y ya no necesita su teta) se mueve mucho y sigue buscando mi contacto, así que suele pegarse a mi.

Y la peque que, entre la teta y que a aprendido a girarse, también se va pegando a mi.

Así que yo duermo con dos niños que poco a poco se me van acercando más y más, hasta dejarme inmovilizada en la cama.

Y he descubierto que me encanta despertarme con mis niños pegaditos a mi. Tanto, que no puedo ni escaparme por las mañanas.

Y como madre comodona que es una, así seguiremos hasta que ellos ya no me necesiten a su lado para dormir. Mientras, seguiremos siendo tres para dormir.

martes, 20 de agosto de 2013

¿DE NALGAS?


Mi segunda hija nació de nalgas. Sí, de nalgas. Fue un parto hospitalario, pero un parto natural, contando con un equipo completo de tres ginecólogas, anestesista, matronas, auxiliares, por si algo no marchaba del todo bien.

Y ya son varias personas que, al saberlo, me han preguntado cómo me atreví. Como no me hice o hicieron una cesárea, que siendo peligroso habría sido lo mejor. A veces hasta ponen en duda si llegue a ser temeraria, alguna persona incluso me lo ha dicho; “valiente temeraria”. Y a mí no me hace demasiada gracia, ya que la primera que se ha preocupado por el bienestar de mi hija he sido yo.

Porque no fue una decisión tomada a la ligera.

Nuestra niña estaba desde la semana 20 sentadita, a gusto. A pesar de moverse, yo la solía notar siempre en la misma posición. Nos lo tomamos con calma, ya que siendo mi segundo embarazo había mucho tiempo para que pudiese cambiar de posición.

En la semana 32 seguía de nalgas, la gine que me correspondía en atención primaria me comento el protocolo a seguir, a pesar de que aún quedaba tiempo; si en la semana 36 continuaba así, se establecería fecha para la maniobra externa (maniobra con la cual intentan cambiar la posición del bebe desde fuera) y si no daba resultado; cesárea.

A mí la cesárea me da mucho respeto. Hoy día se habla de hacer cesáreas o de que le han hecho una cesárea como si de tomar un café se tratase, y lo siento pero no. Es una intervención quirúrgica donde abren el útero y sacan al bebe, debiendo coser luego. El post operatorio es complicado, ya que hace falta cierto reposo y cuidados especiales.
Y para mí, con un niño mayor muy demandante y un bebe recién nacido, se me hacía un mundo.

Como con nuestro mayor, hicimos las clases de preparación al parto con I, una gran profesional y excepcional mujer. Le comentamos las noticias y nos recomendó ejercicios y el apoyo de técnicas alternativas, así como de los cambios en los estudios sobre los partos de nalgas (http://www.elpartoesnuestro.es/informacion/embarazo/de-nalgas).

En la semana 36 y tal y como yo sentía, nuestra niña seguía sentada, a pesar de todo lo que había hecho, ella seguía sentada. Además la gine vio poco líquido en la bolsa y nos envió al hospital, casi con diagnóstico de cesárea. Allí vieron que todo estaba bien.
Con todo esto yo nos dieron cita para intentar la versión externa, una semana después. Y con toda la información nos quedaba esperar y decidir.

Yo prefería que mi parto se desencadenase sólo, es decir, darle tiempo a mi cuerpo y a mí bebe para que decidiesen cuando era el momento. Pero todo eran incertidumbres ya que no sabíamos que iba a pasar.
Sabiendo que había estudios que demostraban que era viable un parto de nalgas, sabiendo que en el hospital que me correspondía había un equipo que comenzaba a realizarlas, yo estaba convencida de que prefería que mi hija naciese así. Y ¿por qué?

Porque una cesárea es una intervención quirúrgica donde el hospital decide cuando saca al bebe y esto supone un shock importante para el recién nacido ya que no atraviesa el canal de parto ni de desencadenan las hormonas y estímulos del mismo.
Porque hasta hace unos años era un tipo de parto que se realizaba de igual forma que el cefálico.
Porque si el equipo médico se veía capaz de acompañarme y llevarlo a cabo, yo también.
Porque prefería ponerme de parto y que mi hija decidiese cuando quería nacer.
Porque prefería que mi hija viviese ese gran paso de la forma más natural posible, y si era de nalgas, que así fuese.
Porque como mujer mamífera que soy me veía capaz de hacerlo.

Estas eran mis razones. Y por supuesto sabía que todo dependía del equipo médico que me tocase.
Tuvimos suerte. El equipo que trabajaba la noche que llegamos de parto era justo la que consideraba que era viable parir bebes de nalgas, habiendo tenido experiencias previas y asumiendo los riesgos que esto supone.

Y parí. Parí a mi hija de nalgas, en un parto natural, pero con todo el equipo técnico necesario por si algo se torcía. Sabiendo que si algo iba mal acabaría en cesárea, en este caso justificada y con todo el peso. Y yo siendo consciente de todo ello.

Todo fue genial. No hubo ningún problema, respetaron mi intimidad y mis deseos hasta el expulsivo. 

Yo parí como mi hija se merecía. El equipo técnico tuvo ocasión de ver un parto de nalgas. Ojala dentro de un tiempo sea más común y deje de verse como algo de locas.

Y jamás pondría en peligro la vida de uno de mis hijos por salirme con la mía. Ellos son mucho más importantes. Pero siempre veré y velare por lo que sea mejor para ellos. Y sí, un parto, aun siendo de nalgas, es mucho mejor que una cesárea, para la madre y para el bebe. 

(Cada mujer debe sentirse segura a la hora de parir, por ello esta es mi visión, no pretendo que todas las mujeres hagan lo mismo. )


sábado, 17 de agosto de 2013

POQUITO A POCO.


Llevo desde el lunes sin gritar!
He conseguido controlar mi rinoceronte naranja a pesar de tener malos momentos donde antes habría estallado.
He superado mañanas sola con los dos, el mayor aburrido y con el consiguiente malestar y a la vez la peque en momento crítico.
He logrado no saltar cuando a mi mayor le costaba dormir y yo estaba agotada.
He superado momentos de malestar con mi compi, donde ante habría acabado mal.

Y me siento bien.

Mi mayor esta tranquilo, más cariñoso, más feliz.

Ayer me dijo que ya no chillaba.

Y eso es mucho y me hace feliz.

Y me paro a pensar y creo que puedo mejorar. Dejar de chillar para siempre, o al menos una larga temporada; que sabemos que esto de los retos mejor poco a poco.

Y cómo;
Siendo más consciente que nunca de cuando empiezo a enfadarme.
Pensar en el rinoceronte.
Pararme.
Centrarme en respirar y calmarme.
Y buscar lo que realmente me molesta.
Cuando es con mi niño buscar que es lo que le pasa. Y cuando estamos fuera, pensar que él es lo más importante, no lo que digan o piensen los demás.

Esto es lo que de momento a mi me funciona.
Aun tengo pendiente hacerme con una pulsera que me ayude a recordar mi objetivo.

Así que seguiremos con nuestro reto. A por otra semana!


jueves, 15 de agosto de 2013

AMIGA


Tengo una amiga, una gran amiga que vive lejos.
Una gran amiga que conocí haciendo lo que las dos amamos; bailar.
Una gran amiga que me enseño lo que yo no conocía de mi.
Una gran amiga que confió en mi y me pidió y paso el relevo cuando ya no pudo seguir con su gran proyecto.
Una gran amiga con la que he compartido lo bueno y lo malo.
Una gran amiga que se marcho lejos, porque lo necesitaba, porque quería, por ser lo mejor.
Una gran amiga a la que he echado de menos cada día desde que se fue.
Una gran amiga con la que me hubiese encantado compartir el día a día de mi maternidad.
Una gran amiga a la que podría perdonarselo todo.
Una gran amiga que siento que siempre estará hay, aunque sólo hablemos por teléfono de vez en cuando.
Tengo una gran amiga.
Gracias mi mariposa por estar siempre bailando conmigo.

TRATA A TUS HIJOS COMO QUIERES QUE TE TRATEN A TI.

Estos días he estado en contacto con varias madres, madres con similares o diferentes formas de crianza y teniendo muy presente el reto de no gritar más a mis hijos, me he dado cuenta que a veces los tratamos como no nos gustaría que nos tratasen a nosotros.

Gritos, amenazas, castigos, malas formas, brusquedad, ... 
Yo, si alguien me empieza a tratar así, me largo. 

Los niños suelen recibir eso, además, de quien más quieren; sus padres.

Los niños necesitan mil explicaciones; de lo que ven, oyen, sienten... 
Necesitan explorar y probar, experimentar con todo.
Necesitan entenderse y entender lo que les rodea.
Y necesitan personas adultas que les acompañen en el proceso, con calma y paciencia y siendo conscientes de que los niños son pequeñas personas que necesitan adultos que les acompañen.
Y podemos estar cansados, agotados, nerviosos, preocupados,... Pero ellos no son los responsables ni culpables.

Si tenemos que trabajar y nuestro niño se despierta por la noche (una y mil veces) lo que no nos deja descansar es tener que ir a trabajar, ya que si no tuviésemos que hacerlo, descansariamos.

Si estamos preocupados y nerviosos por algo que tenemos que hacer y nuestro niño nos pide jugar, llama nuestra atención y llega a enfadarnos. No ha sido él el responsable, ya que el niño pide lo que necesita y lo que ha hecho cada día, jugar contigo. Es tu nerviosismo por lo que tienes que hacer lo que te hace reaccionar así.


Tendríamos, como adultos que somos, que analizar las situaciones que nos hacen enfadar, y por lo tanto, reaccionar de forma desmesurada con nuestros hijos, para ser conscientes de cual es realmente el problema.
Nos daremos cuenta de que un porcentaje alto no es por motivo de nuestros hijos, sino de algo ajeno a ellos.

Deberíamos comportarnos, tratar y respetar a nuestros hijos como lo hacemos con los pares; amigos, compañeros, conocidos... 

Nuestros hijos merecen mucha más atención, mejor trato y más respeto que cualquier otra persona. Y muchas veces se nos olvida.

lunes, 12 de agosto de 2013

NO QUIERO GRITAR MAS!



Llevo tiempo dándome cuenta que a veces grito demasiado, soy persona y tengo mis defectos, y uno de ellos, que no me gusta nada, es la forma en que a veces digo las cosas.

En casa seguimos una forma de crianza basada en el respeto a los ritmos de los niños, no castigamos, no pegamos, las cosas no son porque yo las digo y siempre priorizamos el bienestar de los niños. Por este motivo, que yo, de repente pierda de esas formas los nervios, no tiene sentido para mí. Ni mis hijos ni mi marido merecen que les hable así, más cuando no son tanto las acciones que ellos hagan, sino como yo me encuentre.

Esto me ha llevado un largo proceso de asimilación y comprensión. He tenido que pararme a ver qué es lo que me afecta y hace que salte más mi ogro interior.

Llevaba tiempo pensando como poder dejar de gritar, sabiendo que el cansancio y la actitud de los de fuera pueden afectarme, pero no encontraba el pequeño empujón que me ayudase a comenzar este reto.

Y lo he encontrado.

A raíz de un blog de una mama americana, con tres hijos que se planteó el reto de dejar gritar a sus hijos, se ha creado en internet un reto para madres y padres que quieren dejar de gritar a sus hijos, y que con unas pautas y el apoyo de varios foros se pretende que cada persona se plantee sus metas y poco a poco vaya dejando de gritar.


Y marco unas reglas para poder llevarlo a cabo;

1.- Su voz debía mantenerse entre los niveles 0-4, considerados amigables (0 correspondía a su nivel de voz habitual, y 4 a uno al borde del grito, suficiente como para que los niños dejaran lo que estaban haciendo).
2.- Si llegaba a gritar, debía regresar al día 0.
3.- En caso de emergencia o que los niños estuvieran en peligro, podía alzar la voz hasta un nivel 6 para captar su atención. Este tono equivale a un grito propiamente tal y algunos signos de haberlo usado son lágrimas en los ojos de los niños o portazos.
4.- Si alguna vez utilizaba un nivel 7 -el que describe como totalmente intencional, y lleno de maldad, nocividad e histeria-  debía volver al día -2.
La madre también se impuso una regla general: si ponía en duda el tono utilizado, quería decir que no fue un buen tono y que, por lo tanto, era inaceptable.
Una vez claras las normas de su desafío, "Orange Rhino" -ella en ningún momento da a conocer su verdadero nombre- comenzó con su desafío, cuyo día de término era el 6 de febrero pasado. Y lo cumplió. De hecho, en grandes letras de color naranjo avisa en su blog que ya lleva más de 400 días sin levantarles la voz a sus hijos. ¿Quieres saber cómo lo logró? A continuación el camino que "Orange Rhino" recorrió para dejar de gritarles a sus niños:
Paso 1 Reconoce que necesitas cambiar; decídete y comprométete totalmente a hacerlo: la madre reconoce que modificar un mal hábito es en realidad un gran trabajo, que requiere muchísima energía y concentración. Por esto, ella decidió tomárselo en serio y hacerlo su prioridad. "Creí en él (el desafío) y en mí misma, y me prometí que haría lo fuera para tener éxito", comenta en su blog. 
Paso 2 Establece un objetivo: la mujer aconseja que éste no sea demasiado vago ni tampoco abrumador, pero sí motivacional y medible. "Escoge una meta que te ayude a gritar menos y fomentar la confianza", alienta, y propone algunas alternativas a los 365 días: pueden ser 30 días sin gritar, 30 horas de acostarse sin levantar la voz, una semana, etc.
Paso 3 Comparte tu objetivo, para poder rendir cuentas: "Orange Rhino" aconseja contarles a familiares y amigos sobre la propuesta, para que ésta sea "real" y no sólo una idea. "Sí, fue difícil admitir que gritaba demasiado, pero sabía que era importante tener un grupo de personas a quienes rendir cuentas y compartir mis progresos", señala.
Paso 4 Crea una red de apoyo: elige a quienes te darán su respaldo para que puedas sobrevivir al desafío. Según la madre, deben ser cuatro tipos de personas:
1.- Aquellas a quienes puedes llamar cuando tengas ganas de renunciar y que siempre te dirán que no lo hagas, que puedes seguir adelante y que lo estás haciendo de maravilla.
2.- Aquellas a quienes puedes escribir cuando sientes que necesitas gritar y que sabes que te contestarán rápido con un "no lo hagas".
3.- Tus propios hijos, quienes cuando se den cuenta de que estás a punto de gritar, te lo harán notar enseguida.
4.- Una comunidad de Facebook, donde puedas encontrar consejos, estímulo en los días malos y refuerzo en los días buenos.
Paso 5 Identifica qué cosas, actitudes, etc. gatillan tus gritos: la mujer sostiene que esto ayuda para que elabores un sistema de alarma mental, identifiques los problemas pequeños, adquieras conciencia de ti misma y crees un plan de medidas preventivas.
Paso 6 Comienza lentamente a practicar: como es difícil dejar de gritar de un día para otro, "Orange Rhino" recomienda seguir haciéndolo pero lejos de los niños (en el baño, en el dormitorio con la puerta cerrada, etc.). Luego señala que es posible reemplazar los gritos por sonidos, silbidos o cualquier cosa que venga a tu voz. "La clave aquí es repetir y aceptar que 'no siempre puedo controlar las acciones de mis hijos, pero SIEMPRE puedo controlar mi reacción'".
Paso 7 Continúa practicando: luego de sobrevivir a la primera etapa de no gritar frente a tus hijos o reemplazar los gritos por otros sonidos, podrás darte cuenta de que tienes el control sobre ti misma para no levantar la voz. Así que, debes seguir trabajando hasta encontrar tu ritmo.
Paso 8 Mantén tu meta siempre presente: haz lo que sea necesario para recordar la promesa que hiciste. En su blog, "Orange Rhino" cuenta que para lograrlo llenó su casa de adornos de color naranjo, vestía ropa del mismo tono, ponía mensajes, etc.
Paso 9 Si gritas, persevera en tu desafío: la madre reconoce que debió recomenzar su reto en varias ocasiones, lo que la hizo sentirse desalentada. Sin embargo, comenzó a recordarse a sí misma que todo era un proceso y que tomaría tiempo. "Dejé de ser tan dura conmigo misma y cuando gritaba, me perdonaba, le ofrecía disculpas a mis hijos y prometía seguir intentándolo", relata.
Paso 10 Celebra cuando tengas éxito: la idea es que seas creativa y que cada vez que no grites, hagas algo para celebrar: levantar los puños en señal de triunfo, publicarlo en Facebook, llevar un calendario e ir tachando los días en que no has gritado, etc.
Paso 11 Deja de gritar, comienza a pensar y continúa en calma: el consejo de "Orange Rhino" es que cuando sientas que quieres gritar, cierres tu boca, aprietes tus manos y cuentes hasta 10. También que analices qué te hizo querer levantar la voz, qué puede calmarte y cómo puedes proceder. Luego, continúa en calma.
Paso 12 Recuerda que no estás sola: "Muchos creen en ti y están allí para ayudarte", asegura la bloguera.

Así que he comenzado mi reto con una semana y me apoyo en mi pareja y en este grupo de Facebook; rinocerontenaranja. De momento llevo dos días sin gritar, siendo consciente de lo que hago y como y con estados de “riesgo”, Iremos viendo cómo va el asunto.

sábado, 10 de agosto de 2013

CUANDO TIENES UN RATITO LIBRE

Ese momento en que los dos duermen y en lugar de hacer lo que hay que hacer me dedico a mi.
A leer, mirar cosas por internet, tomarme un café...
Cuando tienes un hijo y una vez has logrado adaptarte a él, o readaptarte después de cada fase de cambio, sabes más o menos cuando va ha dormir.
Sabes incluso, si el bebe es tranquilo, que por la noche, a partir de una hora, tienes tiempo.
Si tu bebe es inquieto y te necesita mucho, como lo es mi mayor, incluso te habrás adaptado a quedarte con él por la noche y tener tu espacio.
Pero cuando son dos... Un bebe y ya un niño, que no duerme siesta, la cosa se complica.
El mayor duerme de noche, sí, porque aunque parezca mentira, acaban durmiendo del tirón, pero de día no para.
Y el bebe lleva sus propios horarios. Con lo que el tiempo de calma es casi inexistente.
Por eso, momento como este, en que milagrosamente lis dos duermen y están tranquilos, hay que aprovecharlos con lo que nos ayude a recargar pilas; dormir, un café y periódico, escribir, leer... Lo que sea.
Improvisar y aprovechar el momento para seguir en día con energías renovadas.

viernes, 9 de agosto de 2013

LO QUE ME HUBIESE GUSTADO SABER Y AHORA SÉ SOBRE LACTANCIA



Cuando fui madre por primera vez todo eran dudas e inseguridades. Me encontré con lo que yo sentía, lo que había leído, lo que creía conocer de mi bebe y lo que el entorno me decía.

Yo di a luz pensando que los bebes dormían y comían al principio y podían estar solos algún ratillo, y me encontré con un bebe que me necesitaba 24 horas al día, se resistía a dormir y tenía pánico a quedarse sólo.
Eso hizo que los comienzos fuesen duros. Y que ahora, con la distancia y la experiencia he visto que si hubiese sabido algunas cosas quizá todo hubiese sido menos agobiante.

Sobre la lactancia, algo que puede ser difícil al principio por el desconocimiento que existe a nivel cultural y en ocasiones la mala información o consejos, con buen apoyo y asesoramiento puede convertirse en algo sencillo y placentero.

Para comenzar con buen pie es importante el contacto piel con piel desde el momento en que nuestro bebe nace. A veces los protocolos de los hospitales lo dificultan, por priorizar otro tipo de prácticas, pero el bebe nace con el reflejo de succión activado y predispuesto a seguir en contacto con su madre.
Si colocamos al bebe desnudo (a excepción de gorro y pañal si preferimos) sobre nuestro pecho también desnudo y algo recostadas, el bebe en posición vertical sobre este se ira desplazando hasta nuestro pecho y se enganchará de forma espontánea, siendo la forma más adecuada. Este agarre ayuda a evitar grietas y molestias, ya que favorece el correcto agarre del pezón.

El pecho no tiene horario ni tiempo limitado. Es decir, el bebe debe mamar a demanda, de forma que coma y cubra sus necesidades de la forma que lo necesite y durante el tiempo que necesite. Hay bebes que maman cada tres horas, pero es lo menos habitual, un recién nacido puede mamar cada hora o dos horas, durante diez minutos o una hora. El no conoce de tiempos, sólo sigue su instinto de supervivencia.

El pecho es más que alimento. Alivia, relaja, ayuda a dormir, es contacto permanente, da seguridad, etc. está diseñado para cubrir todas las necesidades de alimento y afectivas del bebe. Por ello la lactancia a demanda y el contacto permanente con la madre ayuda a los bebes a tener todas las necesidades cubiertas.
Un portabebés adecuado puede ser el mejor aliado para cubrir las necesidades de madre y bebe. El bebe tendrá ese contacto constante que sigue necesitando y la madre dispondrá de la libertad para poder hacer lo que quiere o necesita; moverse, descansar, hacer cosas, etc.

Los primeros meses el bebe necesita el contacto permanente con su madre. Sí, su madre, la persona que le puede proveer de todo lo que necesita, y en ocasiones del padre. No necesita estar solo ni pasando de brazos en brazos entre familiares y amigos. Sobre todo los primeros días, cuando la lactancia se está instaurando es fundamental evitar este mareo para el bebe. Es fundamental la calma para que la madre y bebe se conozcan e instauren la lactancia y el apego.

En todo este proceso el apoyo del padre o pareja es fundamental, para organizar y encargarse de tareas más terrenales; la casa, comida, organizar visitas, reconocer las señales de cansancio de madre y bebe y marcar límites, etc. 

Y siempre que sea necesario, buscar el apoyo en grupos de apoyo a la lactancia que puedan asesorarnos y ayudar con las posibles dificultades.

Una buena información puede ayudar mucho.